Todavía el infierno
No nos diran una noche gritando
por los megáfonos, una noche
de azahar, de nacimientos, de amores
recién comenzados, que el hidrógeno
en nombre del derecho abrasa
la tierra, Los animales, los bosques se funden
en el Arca de la destrucción, el fuego
es visco sobre los cráneos de los caballos,
en los ojos humanos. Luego, a nosotros los muertos
vosotros los muertos dictaran nuevas tablas
de la ley. En el antiguo lenguaje
otros signos, perfiles de puñales.
Alguien balbucirá sobre las escorias,
lo inventará todo de nuevo
o nada en la suerte uniforma,
el murmullo de las corrientes, el crepitar
de la luz. No la esperanza
dictaran vosotros los muertos a nuestra muerte
en los embudos de lodo hirviente,
aquí en el infierno.
+
Solo con que amor te alcance
No olvides que vives en medio de animales
los caballos los gatos las ratas de cloaca
brunas como la mujer de Salomón tremendo
campo de banderas desplegadas,
no olvides el perro con lengua y rabo
de armonías de lo irreal el lagarto el mirlo
el ruiseñor la vibora el fuego. Te gusta pensar
que vives entre hombres puros y mujeres
virtuosas que no tocan
el grito de la rana en celo, verde
como la mas verde rama de la sangre.
Los pájaros te miran desde los árboles y las hojas
no ignoran que la Mente ha muerto
para siempre, su reliquia sabe a cartílago
quemado a plástico corrupto; no olvides
que eres un animal hábil y sinuoso
que violenta tórrido y lo quiere todo aquí
en la tierra antes del último grito
cuando el cuerpo es cadencia de memorias apelmazadas
y el espíritu se apresura hacia el fin eterno:
recuerda que puedes ser el ser del ser
solo con que amor te alcance de lleno en las vísceras.
+
No he perdido nada
Todavía estoy aquí, el sol gira
a mis espaldas como un halcón y la tierra
repite mi voz en la tuya.
Y recomienza el tiempo visible
en el ojo que redescubre la luz.
No he perdido nada.
Perder es ir al otro lado
de un diagrama del cielo
por movimientos de sueños, un río
lleno de hojas.
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