Mark Strand (1934 - ¿?)



Mantener las cosas enteras

En el campo
soy la ausencia
de campo.
Siempre
es así.
Dondequiera que esté
soy aquello que falta.

Cuando camino
parto el aire
y siempre
vuelve el aire
a ocupar los espacios
donde estuvo mi cuerpo.

Todos tenemos razones
para movernos.
Yo me muevo
para mantener las cosas enteras.


+


Gente que camina por la noche

Llevaban lo que tenían en bolsas de basura y mochilas,
iban en largas filas que serpenteaban por caminos rurales, por campos
yermos hasta el borde de la ciudad, hacia calles numeradas, hileras
de árboles sin hojas y montones de escombros. Cuando llegaban
a la plaza mayor, se cubrían con mantas
y trozos de cartón y dormían en bancos o se apoyaban
sobre baldosas de cemento rotas, fumando, mirando cómo se elevaban
las tenues banderas de humo gris de su aliento, la ágil luna
que ascendía por el cielo, sus flacos perros buscando carroña.


+


Voy a amar el siglo XXI

La cena se enfriaba. Los invitados, con la esperanza de los habituales
encuentros, rápidos, fríos y caprichosos, estaban echados
en los dormitorios. Las papas estaban duras; las alubias
blandas; la carne...
No había carne. El sol de invierno había vuelto amarillos
los olmos las casas,
los ciervos bajaban por la carretera como si fueran
refugiados; en el camino, unos gatos
se calentaban sobre el motor de un automóvil. Luego un
hombre se dio la vuelta
y me dijo: «Aunque amo el pasado, su oscuridad,
su peso que nada nos enseña, su pérdida, su todo
que no pide nada, voy a amar aún más el siglo XXI,
pues veo en él a alguien en albornoz y zapatillas, con ojos
castaños y pobre,
que camina sobre la nieve sin dejar tras de sí ni siquiera una huella».
«Ah», dije mientras me ponía el sombrero, «ah».

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