Prólogo a ocho poemas estúpidos - Liu Tsung Yüan


Al sur del río Kouan hay un arroyo que se desliza hacia el este y desemboca en las aguas del Siao. A consecuencia de mi estupidez, incurrí en un castigo, perdí mi rango de funcionario y me vi desterrado en los bordes del Siao. Me gustó el arroyo; a dos o tres leguas de su curso encontré un paraje que me pareció hermoso y decidí quedarme en la región. Instalado cerca del arroyo, pregunté por su nombre; los lugareños no lo sabían con precisión y discutieron entre ellos. Me vi obligado a darle yo mismo un nombre. Lo nombré: Arroyo Estúpido. En las márgenes del Arroyo Estúpido compré una pequeña colina, que llamé Colina Estúpida. A sesenta pasos al noroeste de la Colina Estúpida se halla un manantial. También lo compré y le puse por nombre: Fuente Estúpida. La Fuente Estúpida tiene seis bocas; las seis dan a un terreno plano al pie del monte. Desde allí el agua desciende hacia el sur formando, sinuoso y pacífico, el Canal Estúpido. Más adelante, piedras y tierra cierran el paso al agua,que se inmoviliza en el Estanque Estúpido. Al este del Estanque Estúpido se halla la Sala Estúpida; al sur de la Sala, el Pabellón Estúpido. En el centro del estanque se alza la Isla Estúpida. Hermosos árboles y rocas de forma extraña completan el paisaje. El paraje entero se llama Estúpido.El agua es la alegría del sabio. Entonces, ¿porqué este arroyo ostenta el denigrante nombre de Estúpido? Su corriente es caprichosa y sus aguas escasas: no sirve para irrigar los campos. Su fondo es de arena y piedras, su curso rápido: las barcazas no podrían navegarlo. En fin, es solitario y escondido, poco profundo y estrecho. Los dragones del aire y del agua lo olvidan; y no tiene fuerzas para engendrar nubes o hacer caer la lluvia. Es inútil. Y en esto se me parece. Por eso es perfectamente lícito castigarlo con el nombre Estúpido. A pesar de que el arroyo no tiene ninguna utilidad, sus aguas reflejan a todos los seres del mundo. Es puro y claro, límpido y tranquilo. Murmura y resuena como el metal y las piedras sonoras. El hombre estúpido, feliz y en paz, lo ama. Se mira en él y no desea abandonarlo. En desacuerdo con el mundo que me rodea, consuelo mi pena con la literatura. Contemplo la naturaleza, observo sus humores, me abismo en sus minucias y en sus grandezas, cambio con sus cambios. Quieto en mi escondite, lejos del mundo, canto al Arroyo Estúpido, en mis estúpidos cantos. Así, he grabado en las rocas del manantial estos ocho poemas estúpidos.

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